Desde comienzos de la década de los noventa, Sofía Táboas ha creado una muy personal idea de escultura. Practicando un minimalismo devoto y centrada en el uso de materiales explícitamente artificiales o literalmente orgánicos, reduce el gasto en el discurso, a favor de la experiencia sensible. Su trabajo siempre logra emanar cierta mística y espiritualidad. Las superficies vibrantes que se extienden en el espacio expositivo son arrebatos de sensualidad y a la vez ejemplo de cordura conceptual.
Curadora: Itala Schmelz