Artista plástico que residió durante varios años en México, donde completó sus estudios artísticos en la Universidad de las Américas Puebla (UDLAP). Hace apenas un año y medio decidió moverse a la ciudad de Berlín, Alemania, donde sigue desarrollando su trabajo, definido fundamentalmente en el campo del dibujo, el video y la animación. En Quorum Power, proyecto que presenta en el Museo de Arte Carrillo Gil del 25 de febrero al 20 de mayo, el artista muestra el trabajo desarrollado en los últimos dos años, donde combina acciones en vivo con propuestas videográficas.
El trabajo de Gabriel Acevedo se ha centrado en la producción de imágenes videográficas que enmarcan e inciden en la formación de sujetos colectivos. Con ironía y agudeza, el artista narra a través de situaciones extremas problemáticas actuales, despojadas de contexto y protagonizadas por personajes diversos. Con el rigor de una teoría científica irrefutable, Acevedo establece analogías entre la comunicación inteligente de organismos biológicos y estrategias humanas de relación social.
Quorum Power surge a raíz de dos acontecimientos importantes. Gabriel Acevedo se muda a Berlín en 2007 y durante varios meses, dado el desconocimiento del idioma y el choque de contextos, atraviesa una etapa que él describe como "estado de flotación". Durante este periodo cae en sus manos un artículo publicado por la investigadora Bonnie Bassler, que revolucionaría el mundo de la comunicación intercelular con la teoría del Quorum Sensing1. Un fenómeno que explicaba la comunicación de organismos celulares independientes a través de códigos externos que permitían desarrollar comportamientos sociales coordinados. La tesis de las moléculas de Bassler y la nueva situación personal, originan un nuevo cuerpo de obra, donde, desde una posición más autobiográfica que en proyectos anteriores, Acevedo entremezcla la política de las relaciones afectivas, con percepciones fenomenológicas. La soledad, el aislamiento, la euforia y, sobre todo, el amor, aparecen como ejes abstractos para componer formas visuales y sonoras.
En ocasiones, Gabriel Acevedo establece secuencias narrativas que irrumpen los procesos abstractos visuales y sonoros, como el diálogo entre dos personas en un vagón de metro o monólogos sobre experiencias personales, que tienen su origen en sucesos autobiográficos infantiles, o que atañen directamente a sensaciones y recuerdos de la memoria personal. Los parlamentos establecidos siempre tienen un personaje en común al que se elude directa o tangencialmente, como si todos los implicados formaran parte de una familia de desconocidos.
En los videos adyacentes al espacio central, las imágenes aparecen entrelazadas simulando el guión arbitrario de un sueño que sigue el fluir de la frecuencia cardiaca; esta cadencia rítmica y visual, representada a través del sonido y el fluir constante de imágenes, funciona como metáfora de una pulsión vital compartida en todo el espacio expositivo. El artista establece constantemente analogías entre esta concatenación de imágenes y sonidos, que fluyen libremente sin estar sujetos a una única idea o guión visual, con corrientes musicales como el funk, tecno y synth. Para Acevedo, grupos como Daft Punk son capaces de transmitir su mundo personal a través de un universo interactivo, donde el público puede verse involucrado a través de la música y los efectos visuales, sintiéndose en una comunión colectiva.
A pesar de que los trabajos están conformados principalmente por intereses, deseos, recuerdos y sensaciones personales, la reconfiguración activa del espacio, a través del pulso de la voz y el ritmo visual de las imágenes, se completa libremente por los espectadores, causando la emergencia de un comportamiento compartido.