Bobitos al rededor del foco.
Carolina Villanueva
Lo primero que se ve es el trabajo de una pintora digital que trabaja con superficies significantes: Carolina Villanueva Lucero, obrera del pixel. Al utilizar como lienzo los monitores, su obra, sobre esa superficie que emite luz, en lugar de reflejar abre puertas para nuevas formas de entender la pintura. Pero es necesario ver más profundamente, pues, al requerir de un dispositivo de salida que interprete el código, que Carolina usa como brocha, hay que tener en mente la remediación como parte de sus prácticas artísticas. No es nada nuevo decir que la pintura tiene una relación con la tecnología que siempre ha marcado límites y posibilidades de lo que se puede plasmar; en este caso, se ha logrado que el lienzo y la brocha se extienda a todos aquellos que quieran buscarlo, y la práctica de la pintura se ha desplegado hacia la colectividad que pinta sobre estas obras.
Villanueva exhibe las posibilidades pictóricas que las interfaces de las plataformas de redes sociales digitales disponen; su obra dispone de esas narrativas de prácticas comunitarias, como el shitpost, y que combina para crear piezas en formatos de novela y vídeo. A esta variedad de prácticas Carolina lleva la profundidad del código, al despliegue y modelado de la materia, con esculturas/amuletos tecnochamánicos que presentan muchas de las preocupaciones sociopolíticas a las que las mujeres en uno de los países más violentos del mundo están sujetas.
La obra de Carolina Villanueva trae consigo una visión radical de la autoría y del arte: superficies significantes que se pueden intervenir; al mismo tiempo propone un diálogo con la tradición y lo contemporáneo, con el arte y el usuario anónimo, con una búsqueda de lo común a través códigos y soportes electrónicos.
Canek Zapata.